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UN POCO DE HISTORIA: |
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Hace 1,900 años, aproximadamente, se inició el desarrollo
de una de las culturas prehispánicas más importantes
del país: la Cultura Nasca.
La Cultura Nasca abarcó lo que hoy son los valles de Cañete
en Lima, Chincha, Pisco, Ica, Nasca, y Acarí en el departamento
de Arequipa, y en épocas prehispánicas sus territorios
fueron casi los mismos que los de los Paracas, de allí que
exista una gran similitud entre ambas culturas.
En 1901 el arqueólogo alemán Max Uhle descubrió
en el distrito de Ocucaje, en Ica, 25 tumbas distribuidas en tres
cementerios, las cuales contenían fardos con momias y numerosas
piezas similares a las que él ya había visto en el
Museo de Berlín, donde trabajaba.
Luego, entre 1926 y 1927 el ilustre e incansable arqueólogo
peruano Julio C.
Tello descubrió 500 tumbas Nasca, mientras realizaba
algunas excavaciones en la cuenca del Río Grande en ese lugar.
A partir de allí creció el interés por descubrir
nuevas evidencias de esta cultura y a la fecha se han realizado
numerosos estudios como el de María Reiche en las pampas
de San José, Markus Reindel y Johny Isla en Palpa, o Giussepe
Orefici en Cahuachi. | |
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LA GEOGRAFÍA Y EL ENTORNO NATURAL: |
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Esta cultura se asentó en el departamento de Ica a 460 km
al sur de Lima < Ver
Mapa >, en la costa sur del Perú, en lo que
hoy se denomina la ecorregión del Desierto
del Pacíficio.
El lugar presenta una geografía
compleja y fragil conformada por pampas desérticas con dunas,
quebradas secas, imponentes farallones, un sistema montañoso
que se origina abruptamente a nivel del mar y cuencas hidrográficas
de alta pendiente marcadas por la escasez de agua y la baja pluviabilidad.
La mayoría de los ríos de la región tienen
lechos rocosos, lo que les impide filtrar el agua, salvo en los
conos de deyección donde abunda el limo. El período
de lluvias en la zona dura sólo tres meses en los que el
agua de los ríos no es abundante, y después de ello
éstos quedan totalmente secos. Entre los principales ríos
del territorio que ocupó la Cultura Nasca figuran el río
Cañete, San Juan, Ica, Palpa, Ingenio, Aia, Acarí,
y el río Nasca que se convierte en Río Grande cerca
del mar y nace en las alturas de Huancavelica.
Debido a la escasez de agua en los territorios de la Cultura Nasca,
los antiguos pobladores del lugar desarrollaron un complejo sistema
hidráulico de acueductos subterráneos conformados
por una intrincada red de galerías filtrantes, construidas
con paredes de canto rodado y lajas de piedra, sostenidas por resistentes
troncos de huarango. Las galerías filtrantes por donde discurría
el agua recorren varios kilómetros debajo de la superficie
a profundidades de hasta 12 m, y cuentan con ojos respiratorios
cada 50 m para permitir su mantenimiento y limpieza. Una vez en
la superficie, el agua seguía su recorrido por canales a
tajo abierto, llenando los reservorios durante la época de
lluvias con el fin de utilizar el agua para la agricultura durante
las prolongadas sequías.
Lamentamos decir que no obstante el estrés hídrico
y la importancia que debiera dársele al agua en toda esa
región, hoy día se hace muy poco por conservar la
magnífica red de acueductos prehispánicos de Cantayoc,
al punto que muchos de ellos ya han colapsado por falta de mantenimiento.
Debemos tener presente que gracias al uso que supieron darle al
agua, los nasquenses lograron superar las adversidades geográficas
y climáticas de su entorno, hecho que redundó en un
altísimo grado de desarrollo, hasta llegar a conformar una
de las culturas prehispánicas más importantes del
Perú y el mundo, y que no obstante el tiempo transcurrido
aún deja asombrados a propios y extraños. | |
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EL PUEBLO: ACTIVIDADES Y TRADICIONES: |
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Los nasquenses fueron pescadores, pastores de camélidos,
agricultores, notables ceramistas, finos tejedores, insignes arquitectos
e ingenieros, sofisticados orfebres y destacados músicos,
que desarrollaban sus actividades en armonía con el entorno
natural.
Las fuerzas de la naturaleza como el arco iris, el relámpago,
el trueno y las estrellas del firmamento, jugaron un papel importante
en la cosmovisión Nasca. Las mentes y espíritus de
los nasquenses estaban impregnados por las señales del cielo,
y debido a ello representaron las fuerzas de la naturaleza en los
gigantescos geoglifos de las pampas de San José, también
conocidos como las Líneas de Nasca.
Los ritos y ceremonias mágico-religiosas de los Nasca eran
dirigidos por una casta sacerdotal que buscaba fortalecer la relación
entre el Hombre y sus dioses. Probablemente durante las ceremonias
el augur o chamán bebía un brevaje alucinógeno
hecho en base al cactus llamado Huachuma
o Sanpedro, que le permitía exaltar su estado
de conciencia.
Quien quiera que hubiera podido asistir a una de las ceremonias
en honor del dios Kon en lo alto de una pirámide, hubiera
apreciado un horizonte infinito donde se juntan el cielo y la tierra,
y a personajes ataviados con los más finas prendas ornamentadas
con oro, plata y plumas multicolores, bebiendo pociones mágicas
en los más finos ceramios, al compás de los sicus,
ocarinas y antaras tocadas por eximios músicos y acompañadas
por diestros danzarines.
En los entierros Nasca era común encontrar los fardos acompañados
con las pertenencias del difunto como tejidos, ceramios, plantas,
spondylus, etc. En algunos casos los cuerpos se hallaban envueltos
en pellejo de zorro, animal considerado útil al hombre nasquense
por ser controlador biológico de las plagas de ratones que
mermaban las cosechas, contrariamente a lo que se piensa del zorro
hoy día... < Ver
Imagen >
Antes de ser enterrados y para asegurar su conservación,
los cuerpos eran sometidos a un tratamiento especial que consistía
en la extracción de los órganos internos y los músculos,
para luego calentar el cuerpo cerca del fuego o bajo el sol posiblemente
con el fin de deshidratarlo, y finalmente ser envuelto en varias
capas de finos mantos.
La fauna de los antiguos Nasca estuvo conformada por el boto u orca,
pumas, nutrias y lobos marinos, llamas, vicuñas, guanacos,
zorros, monos, cóndores, halcones, guacamayos, gaviotas,
águilas, flamencos, vencejos, loros, colibríes, peces,
tiburones, búhos, murciélagos, ranas, cernícalos,
camarones, serpientes, sapos y otras especies, representadas en
la iconografía de sus bien conservados textiles y ceramios,
en una suerte de oda a la naturaleza y a sus divinidades, y en sinergia
entre los antiguos nasquenses y los poderes supremos.
Sus ceramios y textiles también tienen representaciones míticas:
serpientes de doble cabeza, personajes con rasgos de dragones, cabezas
trofeo, el Dios Ocular que era un felino con atributos
humanos sin colmillos pero con bigotes, o la Deidad
Portadora de Vegetales que carga en sus manos plantas
y semillas de especies alimenticias del lugar como maíz,
pallar, frijol, papa, zapallo, ají, mate, caña brava,
áchira, jíquima, yuca, camote, pacae y lúcuma,
que fueran domesticados por los primeros agricultores que habitaron
estos territorios miles de años antes que naciera esta Cultura...
< Ver
Cronología de Cultivos >
Las expresiones artísticas de los Nasca revelan magia, poder
y belleza, y nos permiten entender el aspecto mágico-religioso
de esta cultura, que exaltaba las proezas de sus guerreros, el misticismo
de sus sacerdotes y la importancia de sus riquezas naturales. | |
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EL ARTE TEXTIL: |
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La textilería
Nasca empleaba fibras de camélidos y algodones de colores
(Gossypium barbadense) de tonos blancos, pardos oscuros y claros,
marrones, violetas, y colores intermedios que hoy día la
industria textil busca rescatar. En el proceso de tejido se utilizaban
materiales provenientes del huarango, cactáceas y otros elementos
que permitían la elaboración de agujas, husos, telares,
etc.
El arte textil de los Nasca fue una de sus máximas expresiones
artísticas. En los tejidos plasmaron representaciones zoomorfas,
fitomorfas, antropomorfas y pictográficas, entretejidas muchas
veces con piezas de oro y plata con características tridimensionales,
que daban un estatus de poder a los gobernantes y sacerdotes. Entrelazaban
la trama y urdimbre para obtener un tejido muy fino y liviano, pleno
en colorido, sutileza e imaginacion... con los Nasca se llegó
al auge en el uso de los colores.
Las fibras de algodón y de camélidos, en algunos casos,
pasaban por un proceso de teñido con colorantes naturales
vegetales obtenidos de plantas como la tara, huarango, chilca, aliso,
añil y otras, y también tintes de origen animal como
el de la cochinilla,
insecto parásito de las tunas. Los colores tenían
rasgos exóticos o esotéricos, predominando el rosa,
escarlata, turquesa, amarillo, verde, azul, violeta y variaciones
entre estos tonos.
Por otro lado, los tejidos de plumas provenientes de guacamayos,
loros, cóndores, patos, suris, pájaros carpinteros,
tangaras y otras aves, alcanzaron su máximo esplendor en
el arte textil de la Cultura Nasca... fueron su obra cumbre. Las
plumas estuvieron presentes en numerosas culturas, siempre asociadas
al poder de los guerreros, sacerdotes y chamanes.
Las prendas que se elaboraron fueron la lliclla o manto para cubrir
la espalda, la cushma o túnica larga sin mangas, el unku
o túnica corta sin mangas, el llautu o insignia para la cabeza,
el chumpi o faja para la cintura y los fetiches que eran objetos
de culto.
En resumen, los Nasca fueron diestros tejedores y confeccionaron
casi todo tipo de textiles: bordados, brocados, anillados, pintados,
de tapiz, de gaza, de bayeta y de plumas, empleando para ello diversas
técnicas y materiales naturales provenientes de su entorno,
con motivos circulares, ovales o en forma de diamantes.
Cabe destacar que en los museos de la zona es posible ver el arte
textil de la Cultura Nasca, entre los que destaca un tejido de grandes
dimensiones, que posiblemente haya sido utilizado como plantilla
para hacer dibujos a mayor escala... < Ver
Imagen > | |
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LAS LÍNEAS DE NASCA - GEOGLIFOS Y BIOMORFOS: |
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Los enigmáticos geoglifos y biomorfos de las pampas de Nasca,
son una obra cuyo origen no ha podido ser descifrado del todo hasta
el día de hoy.
Los geoglifos están conformados por líneas rectas,
espirales, trapecios y otras figuras geométricas; mientras
que los biomorfos representan especies vivas como hombres, aves,
insectos, mamíferos, plantas, etc.
María Rostworowski en su libro "Ensayos de Historia
Andina II" sostiene que las líneas están relacionadas
con el dios principal de los Nasca: Kon. Ella explica que Kon surcaba
los cielos y aparecía durante la breve época de lluvias
en la sierra y la crecida de los ríos en la costa, y que
los sacerdotes, que eran los máximos representantes de la
cultura, en un intento por indicarle a su deidad que estaba sobre
sus territorios de origen, ordenaron la construcción de los
geoglifos y biomorfos.
La construcción de las líneas probablemente fue dirigida
por los sacerdotes y constructores, quienes planificaron dibujar
en el desierto figuras perfectamente proporcionadas, para lo que
debieron tener una visión panorámica del terrirorio
luego de haberlo estudiado desde lo alto de los cerros circundantes.
María Reiche se pregunta: ¿Cómo alguien pudo
trazar líneas absolutamente rectas a través del desierto,
cubriendo vastas áreas, formando diseños geométricos
en una escala tan gigante y comleja, donde el pico del ave está
alejado cientos de metros de la punta del ala, siendo imposible
ver de un extremo al otro en el mismo plano? ¿Acaso pudo
una cultura preinca tener el conocimiento necesario para producir
esta impresionante hazaña de medición topográfica?
¿Conocían la geometría los antiguos peruanos?
Aparentemente sí, puesto que la forma y el tamaño
de los dibujos no pudieron haber sido determinados completamente
desde el suelo.
Se presume que previo al trazo de las líneas los constructores
habrían hecho planos a escala en grandes telas que luego
permitirían su réplica en el suelo. El arqueólogo
William Duncan Strong encontró al pie de la pampa un envoltorio
de tela de 7 m de ancho por 60 m de largo, lo que podría
confirmar la teoría de los planos a escala.
Por su parte, María Reiche afirma que esos enormes telares
habrían sido colgados sobre muros de adobes y que posiblemente
se dibujara sobre ellos con tiza blanca y roja, cuyos restos pudo
encontrar en uno de los bordes del biomorfo de la araña.
María Rostworowski sostiene que las líneas eran una
señal de que los fieles nasquenses aguardaban la llegada
de su dios Kon celebrando ceremonias, ritos, sacrificios, danzas
y fiestas. De todo esto se desprende que la existencia y motivos
de los geoglifos y biomorfos tienen un carácter netamente
religioso, de culto a la divinidad mayor de la Cultura Nasca.
También se presume que las líneas representaban a
los diferentes actores sociales de ese entonces, entiéndase
por ello artesanos, agricultores, tejedores, orfebres, ceramistas,
etc. Así, el geoglifo de la araña
podría haber estado asociado a los augures o adivinadores,
quienes tenían la habilidad de ver el futuro a través
de este arácnido. De igual forma, el enorme huso u ovillo
de hilo representado en la pampa de Aia estaría relacionado
con la actividad de los tejedores.
Resulta importante saber que en tiempos de la colonia las líneas
no llegaron a ser encontradas ni destruidas por los extirpadores
de idolatrías, ya que éstas no eran visibles a nivel
del suelo, y que solamente pudieron ser descubiertas en 1939 por
el científico Paul Kosok y estudiadas a fondo por la ilustre
María Reiche a partir del año 1941, quien dedicaría
cinco décadas de su vida a desentrañar los misterios
que aún envuelven las enigmáticas líneas de
Nasca.
Como quiera que sea, se resuelva o no el enigma, es hora de detener
el franco proceso de deterioro al que están siendo sometidos
los geoglifos y biomorfos de las pampas de San José y Palpa.
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