Ciudadela de Cahuachi
Centro de Poder, Magia y Belleza de la Cultura Nasca
Llama poderosamente la atención que la enigmática ciudadela de Cahuachi, el templo
ceremonial más importante de la cultura Nasca y quizá el más grande del mundo, haya sido
encontrado enterrado y sellado, y en notable estado de conservación.
     
Hablar de Cahuachi es hablar de una ciudad perdida en la noche de los tiempos. Cahuachi fue la capital teocrática de la Cultura Nasca gobernada por sacerdotes, por ello algunos investigadores la consideran el "Vaticano del Perú Prehispánico".

Otros especialistas la definen como un centro ceremonial vacío que sólo era visitado por peregrinos en romerías asociadas con el culto religioso, y que una vez cumplidos los ritos sagrados la ciudad quedaba temporalmente abandonada. El arqueólogo Giussepe Orefici, actual director de las excavaciones en el lugar, señala que Cahuachi es la ciudad de barro más grande del planeta.

La ciudad de Cahuachi se ubica a 20 km al oeste de la actual ciudad de Nasca, en la margen izquierda del río del mismo nombre, y ocupa una superficie de 150 ha donde los antiguos nasquenses erigieron más de 100 edificios piramidales de diversos tamaños, con plazas ceremoniales y múltiples recintos... < Ver Mapa de Ubicación >

La parte central de la ciudad se extendía en una superficie de 25 ha y sobresalía por concentrar las construcciones más grandes, las cuales estaban conformadas por 2 conjuntos de edificios de varios niveles o plataformas, cercados por una gran muralla. Se calcula que en la parte central de la ciudad existían un total aproximado de 40 pirámides.

Uno de los edificios más imponentes de la ciudad de Cahuachi es la "Gran Pirámide" que mide 110 m de largo, 90 m de ancho y 28 m de altura, y está compuesta por 7 plataformas escalonadas. En la "Gran Pirámide" los arqueólogos encontraron un depósito de 200 textiles, varios de ellos pintados a mano, lo cual resulta una rareza en la cultura Nasca pues hasta ese momento sólo se conocían textiles bordados... < Ver Imagen >

Otra edificación importante en la ciudad de Cahuachi fue el "Gran Templo" o "Templo Mayor", que según cálculos de los arqueológos mediría 150 m de largo, 100 m de ancho y entre 15 y 20 m de altura. Allí se realizaban las principales ceremonias de teurgia o alta magia, que eran realizadas por la importante casta sacerdotal de la Cultura Nasca.

Las características arquitectónicas de Cahuachi y los materiales empleados para su construcción, hacen suponer que la edificación y mantenimiento de cada complejo piramidal estuvo a cargo de un ayllu, es decir, una comunidad con relación de parentesco. El tamaño de cada complejo guardaba relación directa con el número de integrantes de la comunidad, quienes fabricaban sus propios adobes con arena, tierra, arcilla y algunos minerales que servían para compactar la mezcla. Para enlucir las paredes de las viviendas y templos se usó el mucílago de los cactus para amalgamar el barro.

En las plataformas superiores de los edificios se han encontrado instrumentos musicales y vasijas decoradas, por lo que se deduce que los nasquenses realizaban sus ceremonias en esos recintos, luego que los asistentes se congregaran en las plataformas inferiores.

En zonas aledañas a las pirámides han existido talleres de textiles y áreas de producción de alimentos, en cuyos pisos y rellenos se han hallado testimonios de devoción individual y vestigios de rituales colectivos, como depósitos de cabezas trofeo, de tejidos ceremoniales o grupos de antaras rotas intencionalmente.

La decadencia de Cahuachi tiene causas aún no identificadas del todo, sin embargo se presume que pudo haber ocurrido por anomalías climáticas como un fuerte fenómeno de El Niño o una sequía prolongada, disputas de poder en la clase sacerdotal, o quizá un catastrófico terremoto. Recientes investigaciones indican que el templo fue encontrado enterrado y sellado, desprendiéndose dos hipótesis: una que sugiere que esto se produjo como una negación de la religión, en vista de las catástrofes naturales sufridas por esta civilización; la otra explica que al igual que en Egipto el templo fue enterrado para que perdurase en el tiempo.

Los antiguos nasquenses fueron respetuosos de su frágil medio ambiente, dependían de él al igual que nosotros dependemos hoy, pero no respetamos. El milenario bosque de huarangos de Usaca, ubicado frente a Cahuachi y que fuera silencioso testigo del apogeo de la Cultura Nasca, viene siendo talado inmisericordemente, haciéndose casi nada para evitarlo.

Merece destacarse el esfuerzo del Proyecto Nasca, dirigido por el Arq. Orefici desde hace 28 años, y conformado por unos 50 profesionales entre arqueólogos, antropólogos, arquitectos, topógrafos, geólogos, peleobotánicos, arqueoastrónomos, etnomusicólogos, restauradores y conservadores de bienes monumentales, quienes laboran en pos del descubrimiento total de esta enigmática ciudad, que hoy yace semienterrada bajo las candentes arenas del desierto costero de Nasca.
     
La Cultura Nasca
     
  UN POCO DE HISTORIA:  
 
Hace 1,900 años, aproximadamente, se inició el desarrollo de una de las culturas prehispánicas más importantes del país: la Cultura Nasca.

La Cultura Nasca abarcó lo que hoy son los valles de Cañete en Lima, Chincha, Pisco, Ica, Nasca, y Acarí en el departamento de Arequipa, y en épocas prehispánicas sus territorios fueron casi los mismos que los de los Paracas, de allí que exista una gran similitud entre ambas culturas.

En 1901 el arqueólogo alemán Max Uhle descubrió en el distrito de Ocucaje, en Ica, 25 tumbas distribuidas en tres cementerios, las cuales contenían fardos con momias y numerosas piezas similares a las que él ya había visto en el Museo de Berlín, donde trabajaba.

Luego, entre 1926 y 1927 el ilustre e incansable arqueólogo peruano Julio C. Tello descubrió 500 tumbas Nasca, mientras realizaba algunas excavaciones en la cuenca del Río Grande en ese lugar.

A partir de allí creció el interés por descubrir nuevas evidencias de esta cultura y a la fecha se han realizado numerosos estudios como el de María Reiche en las pampas de San José, Markus Reindel y Johny Isla en Palpa, o Giussepe Orefici en Cahuachi.
     
  LA GEOGRAFÍA Y EL ENTORNO NATURAL:  
 
Esta cultura se asentó en el departamento de Ica a 460 km al sur de Lima < Ver Mapa >, en la costa sur del Perú, en lo que hoy se denomina la ecorregión del Desierto del Pacíficio.

El lugar presenta una geografía compleja y fragil conformada por pampas desérticas con dunas, quebradas secas, imponentes farallones, un sistema montañoso que se origina abruptamente a nivel del mar y cuencas hidrográficas de alta pendiente marcadas por la escasez de agua y la baja pluviabilidad.

La mayoría de los ríos de la región tienen lechos rocosos, lo que les impide filtrar el agua, salvo en los conos de deyección donde abunda el limo. El período de lluvias en la zona dura sólo tres meses en los que el agua de los ríos no es abundante, y después de ello éstos quedan totalmente secos. Entre los principales ríos del territorio que ocupó la Cultura Nasca figuran el río Cañete, San Juan, Ica, Palpa, Ingenio, Aia, Acarí, y el río Nasca que se convierte en Río Grande cerca del mar y nace en las alturas de Huancavelica.

Debido a la escasez de agua en los territorios de la Cultura Nasca, los antiguos pobladores del lugar desarrollaron un complejo sistema hidráulico de acueductos subterráneos conformados por una intrincada red de galerías filtrantes, construidas con paredes de canto rodado y lajas de piedra, sostenidas por resistentes troncos de huarango. Las galerías filtrantes por donde discurría el agua recorren varios kilómetros debajo de la superficie a profundidades de hasta 12 m, y cuentan con ojos respiratorios cada 50 m para permitir su mantenimiento y limpieza. Una vez en la superficie, el agua seguía su recorrido por canales a tajo abierto, llenando los reservorios durante la época de lluvias con el fin de utilizar el agua para la agricultura durante las prolongadas sequías.

Lamentamos decir que no obstante el estrés hídrico y la importancia que debiera dársele al agua en toda esa región, hoy día se hace muy poco por conservar la magnífica red de acueductos prehispánicos de Cantayoc, al punto que muchos de ellos ya han colapsado por falta de mantenimiento.

Debemos tener presente que gracias al uso que supieron darle al agua, los nasquenses lograron superar las adversidades geográficas y climáticas de su entorno, hecho que redundó en un altísimo grado de desarrollo, hasta llegar a conformar una de las culturas prehispánicas más importantes del Perú y el mundo, y que no obstante el tiempo transcurrido aún deja asombrados a propios y extraños.
     
  EL PUEBLO: ACTIVIDADES Y TRADICIONES:  
 
Los nasquenses fueron pescadores, pastores de camélidos, agricultores, notables ceramistas, finos tejedores, insignes arquitectos e ingenieros, sofisticados orfebres y destacados músicos, que desarrollaban sus actividades en armonía con el entorno natural.

Las fuerzas de la naturaleza como el arco iris, el relámpago, el trueno y las estrellas del firmamento, jugaron un papel importante en la cosmovisión Nasca. Las mentes y espíritus de los nasquenses estaban impregnados por las señales del cielo, y debido a ello representaron las fuerzas de la naturaleza en los gigantescos geoglifos de las pampas de San José, también conocidos como las Líneas de Nasca.

Los ritos y ceremonias mágico-religiosas de los Nasca eran dirigidos por una casta sacerdotal que buscaba fortalecer la relación entre el Hombre y sus dioses. Probablemente durante las ceremonias el augur o chamán bebía un brevaje alucinógeno hecho en base al cactus llamado Huachuma o Sanpedro, que le permitía exaltar su estado de conciencia.

Quien quiera que hubiera podido asistir a una de las ceremonias en honor del dios Kon en lo alto de una pirámide, hubiera apreciado un horizonte infinito donde se juntan el cielo y la tierra, y a personajes ataviados con los más finas prendas ornamentadas con oro, plata y plumas multicolores, bebiendo pociones mágicas en los más finos ceramios, al compás de los sicus, ocarinas y antaras tocadas por eximios músicos y acompañadas por diestros danzarines.

En los entierros Nasca era común encontrar los fardos acompañados con las pertenencias del difunto como tejidos, ceramios, plantas, spondylus, etc. En algunos casos los cuerpos se hallaban envueltos en pellejo de zorro, animal considerado útil al hombre nasquense por ser controlador biológico de las plagas de ratones que mermaban las cosechas, contrariamente a lo que se piensa del zorro hoy día... < Ver Imagen >

Antes de ser enterrados y para asegurar su conservación, los cuerpos eran sometidos a un tratamiento especial que consistía en la extracción de los órganos internos y los músculos, para luego calentar el cuerpo cerca del fuego o bajo el sol posiblemente con el fin de deshidratarlo, y finalmente ser envuelto en varias capas de finos mantos.

La fauna de los antiguos Nasca estuvo conformada por el boto u orca, pumas, nutrias y lobos marinos, llamas, vicuñas, guanacos, zorros, monos, cóndores, halcones, guacamayos, gaviotas, águilas, flamencos, vencejos, loros, colibríes, peces, tiburones, búhos, murciélagos, ranas, cernícalos, camarones, serpientes, sapos y otras especies, representadas en la iconografía de sus bien conservados textiles y ceramios, en una suerte de oda a la naturaleza y a sus divinidades, y en sinergia entre los antiguos nasquenses y los poderes supremos.

Sus ceramios y textiles también tienen representaciones míticas: serpientes de doble cabeza, personajes con rasgos de dragones, cabezas trofeo, el Dios Ocular que era un felino con atributos humanos sin colmillos pero con bigotes, o la Deidad Portadora de Vegetales que carga en sus manos plantas y semillas de especies alimenticias del lugar como maíz, pallar, frijol, papa, zapallo, ají, mate, caña brava, áchira, jíquima, yuca, camote, pacae y lúcuma, que fueran domesticados por los primeros agricultores que habitaron estos territorios miles de años antes que naciera esta Cultura... < Ver Cronología de Cultivos >

Las expresiones artísticas de los Nasca revelan magia, poder y belleza, y nos permiten entender el aspecto mágico-religioso de esta cultura, que exaltaba las proezas de sus guerreros, el misticismo de sus sacerdotes y la importancia de sus riquezas naturales.
     
  EL ARTE TEXTIL:  
 
La textilería Nasca empleaba fibras de camélidos y algodones de colores (Gossypium barbadense) de tonos blancos, pardos oscuros y claros, marrones, violetas, y colores intermedios que hoy día la industria textil busca rescatar. En el proceso de tejido se utilizaban materiales provenientes del huarango, cactáceas y otros elementos que permitían la elaboración de agujas, husos, telares, etc.

El arte textil de los Nasca fue una de sus máximas expresiones artísticas. En los tejidos plasmaron representaciones zoomorfas, fitomorfas, antropomorfas y pictográficas, entretejidas muchas veces con piezas de oro y plata con características tridimensionales, que daban un estatus de poder a los gobernantes y sacerdotes. Entrelazaban la trama y urdimbre para obtener un tejido muy fino y liviano, pleno en colorido, sutileza e imaginacion... con los Nasca se llegó al auge en el uso de los colores.

Las fibras de algodón y de camélidos, en algunos casos, pasaban por un proceso de teñido con colorantes naturales vegetales obtenidos de plantas como la tara, huarango, chilca, aliso, añil y otras, y también tintes de origen animal como el de la cochinilla, insecto parásito de las tunas. Los colores tenían rasgos exóticos o esotéricos, predominando el rosa, escarlata, turquesa, amarillo, verde, azul, violeta y variaciones entre estos tonos.

Por otro lado, los tejidos de plumas provenientes de guacamayos, loros, cóndores, patos, suris, pájaros carpinteros, tangaras y otras aves, alcanzaron su máximo esplendor en el arte textil de la Cultura Nasca... fueron su obra cumbre. Las plumas estuvieron presentes en numerosas culturas, siempre asociadas al poder de los guerreros, sacerdotes y chamanes.

Las prendas que se elaboraron fueron la lliclla o manto para cubrir la espalda, la cushma o túnica larga sin mangas, el unku o túnica corta sin mangas, el llautu o insignia para la cabeza, el chumpi o faja para la cintura y los fetiches que eran objetos de culto.

En resumen, los Nasca fueron diestros tejedores y confeccionaron casi todo tipo de textiles: bordados, brocados, anillados, pintados, de tapiz, de gaza, de bayeta y de plumas, empleando para ello diversas técnicas y materiales naturales provenientes de su entorno, con motivos circulares, ovales o en forma de diamantes.

Cabe destacar que en los museos de la zona es posible ver el arte textil de la Cultura Nasca, entre los que destaca un tejido de grandes dimensiones, que posiblemente haya sido utilizado como plantilla para hacer dibujos a mayor escala... < Ver Imagen >
     
  LAS LÍNEAS DE NASCA - GEOGLIFOS Y BIOMORFOS:  
 
Los enigmáticos geoglifos y biomorfos de las pampas de Nasca, son una obra cuyo origen no ha podido ser descifrado del todo hasta el día de hoy.

Los geoglifos están conformados por líneas rectas, espirales, trapecios y otras figuras geométricas; mientras que los biomorfos representan especies vivas como hombres, aves, insectos, mamíferos, plantas, etc.

María Rostworowski en su libro "Ensayos de Historia Andina II" sostiene que las líneas están relacionadas con el dios principal de los Nasca: Kon. Ella explica que Kon surcaba los cielos y aparecía durante la breve época de lluvias en la sierra y la crecida de los ríos en la costa, y que los sacerdotes, que eran los máximos representantes de la cultura, en un intento por indicarle a su deidad que estaba sobre sus territorios de origen, ordenaron la construcción de los geoglifos y biomorfos.

La construcción de las líneas probablemente fue dirigida por los sacerdotes y constructores, quienes planificaron dibujar en el desierto figuras perfectamente proporcionadas, para lo que debieron tener una visión panorámica del terrirorio luego de haberlo estudiado desde lo alto de los cerros circundantes.

María Reiche se pregunta: ¿Cómo alguien pudo trazar líneas absolutamente rectas a través del desierto, cubriendo vastas áreas, formando diseños geométricos en una escala tan gigante y comleja, donde el pico del ave está alejado cientos de metros de la punta del ala, siendo imposible ver de un extremo al otro en el mismo plano? ¿Acaso pudo una cultura preinca tener el conocimiento necesario para producir esta impresionante hazaña de medición topográfica? ¿Conocían la geometría los antiguos peruanos? Aparentemente sí, puesto que la forma y el tamaño de los dibujos no pudieron haber sido determinados completamente desde el suelo.

Se presume que previo al trazo de las líneas los constructores habrían hecho planos a escala en grandes telas que luego permitirían su réplica en el suelo. El arqueólogo William Duncan Strong encontró al pie de la pampa un envoltorio de tela de 7 m de ancho por 60 m de largo, lo que podría confirmar la teoría de los planos a escala.

Por su parte, María Reiche afirma que esos enormes telares habrían sido colgados sobre muros de adobes y que posiblemente se dibujara sobre ellos con tiza blanca y roja, cuyos restos pudo encontrar en uno de los bordes del biomorfo de la araña.

María Rostworowski sostiene que las líneas eran una señal de que los fieles nasquenses aguardaban la llegada de su dios Kon celebrando ceremonias, ritos, sacrificios, danzas y fiestas. De todo esto se desprende que la existencia y motivos de los geoglifos y biomorfos tienen un carácter netamente religioso, de culto a la divinidad mayor de la Cultura Nasca.

También se presume que las líneas representaban a los diferentes actores sociales de ese entonces, entiéndase por ello artesanos, agricultores, tejedores, orfebres, ceramistas, etc. Así, el geoglifo de la araña podría haber estado asociado a los augures o adivinadores, quienes tenían la habilidad de ver el futuro a través de este arácnido. De igual forma, el enorme huso u ovillo de hilo representado en la pampa de Aia estaría relacionado con la actividad de los tejedores.

Resulta importante saber que en tiempos de la colonia las líneas no llegaron a ser encontradas ni destruidas por los extirpadores de idolatrías, ya que éstas no eran visibles a nivel del suelo, y que solamente pudieron ser descubiertas en 1939 por el científico Paul Kosok y estudiadas a fondo por la ilustre María Reiche a partir del año 1941, quien dedicaría cinco décadas de su vida a desentrañar los misterios que aún envuelven las enigmáticas líneas de Nasca.

Como quiera que sea, se resuelva o no el enigma, es hora de detener el franco proceso de deterioro al que están siendo sometidos los geoglifos y biomorfos de las pampas de San José y Palpa.
     
     
 
Fuentes de
Información:

- "Enciclopedia Temática del Perú - Primeras civilizaciones" / Krzysztof Makowski.
- "Culturas Prehispánicas" / El Comercio y Universidad Ricardo Palma.
- "Costa Peruana Prehispánica" / María Rostworowski.
- "Contribuciones a la Geometría y Astronomía en el Antiguo Perú" / María Reiche.
- "Tejidos Milenarios del Perú" / José Antonio de Lavalle y Rosario de Lavalle.
- "Culturas Precolombinas: Nasca" / José Antonio de Lavalle - Banco de Crédito.
- "Historia General de los Peruanos" / Federico Kauffmann.
- "Introducción al Perú Antiguo" / Federico Kauffmann.
- "Los Inca y el Antiguo Perú: 3,000 años de historia" / Centro Cultural de Madrid.
- Centro Italiano Studi e Ricerche Archeologiche Precolombiane.
- Museo de Palpa.
- Museo Didáctico Antonini.
- Wikipedia.Org

 
   
Investigación y Elaboración: PERÚ ECOLÓGICO / Actualización: Enero 2009


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