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A partir de la segunda mitad de este siglo se inicia un proceso de colonización
de la Amazonía para descongestionar las zonas de pobreza de la
sierra.
Hasta el presente se han intervenido o colonizado unas 9 millones de ha,
que son utilizadas de la forma siguiente:
· 1,5 millones de ha para la agricultura,
con una productividad baja, contándose entre ellas unas 200000
ha de coca. Mientras el promedio mundial de producción de cacao
está en 600 kg/ha, en la selva llegamos a un promedio de 300 kg/
ha; en café el promedio nacional está en 12 q/ha, sin embargo
existen productores que superan los 80 q/ha.
· Unas 500 000 ha están
dedicadas a pastos, con unas 350 000 cabezas de ganado. En general se
tiene un promedio de 2 ha por cabeza de vacuno.
· Unas 2 millones de ha son usadas
para extracción forestal selectiva, no existiendo bosques manejados
en forma integral y permanente. La invasión de las áreas
forestales por agricultores migratorios es generalizada, con anuencia
de las oficinas públicas.
· El resto, unas 5 millones de
ha, están abandonadas por la pérdida de la fertilidad de
los suelos. La causa de dicha pérdida y la baja productividad estriba
en el uso de tecnologías no adecuadas.
Cada año se talan unas 250 000 ha de bosques, quemándose
17,5 millones de m3 de madera fina, por un valor no menor a 2 500 millones
de dólares anuales.
Los programas de desarrollo en la selva, en lugar de planificar el mejoramiento
de la productividad en las áreas ya ocupadas, buscan más
bien talar mayor cantidad de bosques y construir nuevas carreteras para
integrar la Amazonía al desarrollo nacional. Lo único que
se está propiciando con este modelo de desarrollo es la destrucción
de más bosques, con toda su productividad natural, y la creación
de nuevas áreas de pobreza y de problemas socioeconómicos,
como es el caso de la coca.
Lo sucedido en el valle del Huallaga con la coca merece una mención
especial. En ese valle, durante los últimos 35 años, el
gobierno peruano, con ayuda de agencias financieras internacionales, ha
invertido no menos de dos mil millones de dólares.
Hoy en día el panorama es desolador: el valle se ha convertido
en el mayor centro de producción de coca, y de la idea inicial
de alta producción de alimentos queda apenas el recuerdo. El mismo
Estado contribuyó a esta situación porque no se mantuvieron
las carreteras y se importaron alimentos baratos (aceite, carne, arroz,
etc.) en desmedro de los productores del valle.
EN
CONCLUSIÓN |
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Este panorama de ineficiencia y desorden nos debe llevar
a desarrollar una estrategia nueva respecto a la Amazonía,
cuyas bases fundamentales deberían ser las siguientes:
· Poner gran énfasis en mejorar la productividad
y recuperar las áreas degradadas. Esto implica
mejorar las tecnologías en las áreas de uso
agropecuario, para evitar la pérdida de la fertilidad
de los suelos y mejorar la producción. Existen numerosos
ejemplos de que es posible lograr esto. También se
hace necesario recuperar las áreas degradadas mediante
la reforestación y la siembra de especies productivas
como el pijuayo y el camu camu, por ejemplo.
· Desarrollar alternativas productivas para el sector
de la Amazonía poco o nada intervenido, y
que no impliquen quemar y talar más bosques. En este
sentido son de sumo interés el ecoturismo, el manejo
permanente e integral de los bosques, y otras actividades
nuevas (manejo de fauna, zoocriaderos, cosecha de plantas
medicinales, etc). |
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